HONDURAS.- Al fin el cardenal Andrés Rodríguez rompió el silencio y se dirigió al pueblo mediante cadena nacional.
Como era de esperar, defendió al régimen y demostró de una vez por todas que su envestidura de defensor de los pobres y hambrientos de justicia es falsa.
"Los obispos hemos llegado a la conclusión que Honduras sigue viviendo en democracia", dijo el cardenal.
¿Qué será la democracia para el cardenal? Cierra sus ojos a la represión, a la falta de objetividad por parte de los medios de comunicación, a las amenzas que han sufrido comunicadores de medios independientes y el bloqueo de canales de televisión por cable que informan acerca de la otra cara de la moneda.
La historia lo recordará como el judas que por "30 monedas" vendió la dignidad de los hondureños. Cardenal Rodríguez, debería aprender de Monseñor Luis Alfonso Santos que en el comunicado de la Diócesis de Copán expresa: "Como responsables de la conducción de la Iglesia Católica en el Occidente de Honduras, repudiamos la substancia, la forma y el estilo con que se le ha impuesto al Pueblo un nuevo Jefe de Poder Ejecutivo.
Si el Presidente José Manuel Zelaya Rosales hubiese cometido algún ilícito tiene derecho a un juicio justo igual de todo ciudadano hondureño y en general todo ser humano. El Art. 84 de la actual Constitución dice textualmente: “Nadie puede ser arrestado si no en virtud del mandato escrito de Autoridad Competente”.
Cardenal Rodríguez, usted aboga por los que han perpetuado el golpe de Estado en Honduras y es sospechosa su conclusión de que el país viven en democracia. ¿Por qué no ha tenido el valor de dirigirse a sus ovejas, y a quienes no pertenecemos a su rebaño, con palabras claras como las de Alfonso Santos? Dice el obispo de la diócesis de Santa Rosa de Copán:
"El Golpe de Estado del 28 de junio ha tenido como consecuencia: Reclamos de la ciudadanía en las calles y carreteras, clima de inseguridad y miedo en las familia por limitación de las garantías constitucionales entre ellas: El derecho a la libertad de circulación, liberta de asociación y manifestación, inviolabilidad del domicilio, derecho a la propiedad privada, libertad de prensa y difusión de ideas y opiniones, libertad personal incluso el derecho de no ser detenido administrativamente en sede policial por más de 24 horas...". Cardenal Rodríguez, el oscurantismo hace siglos terminó. Ahora el pueblo sabe reconocer la falsa voz de Dios.
Recuerde Cardenal, no debe mentir. Su misión es defender a los pobres. Pero no a los pobres políticos y militares que han pisoteado la democracia...
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